La poda de invierno en la vid

La poda de invierno de la vid es una de las acciones más importante a realizar en el viñedo, y definirá muchos aspectos de la futura campaña.

Durante su ciclo anual, el viñedo necesita la realización de diferentes podas para conseguir darle forma, mejorar la salud y el vigor, así como regular el rendimiento del mismo.
De una buena poda dependerá que la calidad de la uva, y por lo tanto del vino, sean óptimas.

Todas la labores que se llevan a lo largo del año en la viña, son importantes, pero la poda quizá sea el paso más importante, ya que de su buena realización proviene la calidad de la uva y el vino que se obtengan después.

Se trata de un trabajo meticuloso y para expertos, ya que, aunque lo parezca desde fuera, no se trata de cortar ramas al sarmiento. Es mucho más complicado que todo eso.


¿Qué es la poda?

Consiste en el aclarado de pulgares y la supresión de algunos de ellos, cortando normalmente el sarmiento que posteriormente se convertirá en pulgar por la segunda yema.

¿Por qué se poda?

La viña se poda principalmente por dos razones: limitar la producción para que esta sea de mayor calidad y controlar el crecimiento de la viña, haciendo que dure más tiempo. Otra finalidad que se persigue con la poda es el poder laborear la viña; limitando los pulgares conseguimos que estos interfieran lo menos posible en trabajos de labranza o de aplicación de fitosanitarios.

¿Cuándo se poda?

La poda se realiza cuando el estado vegetativo de la vid está parado, en invierno. Puede ir desde el mes de diciembre, en cuanto la vid pierde la hoja, hasta febrero, cuando comienzan a brotar de nuevo las viñas. El momento de la poda se decide año a año dependiendo de cómo ha ido el año anterior y del tipo de viña y de uva.