La fuerza de la madre naturaleza

La madre naturaleza que nos trajo las heladas a comienzo de la primavera y que afectaron a los brotes verdes de las viñas, ahora al final de esa misma estación nos ha compensado con unos preciosos racimos de uva Tempranillo Tinto Fino de Ribera del Duero, los cuales nos abren la esperanza de una estupenda cosecha 2017.

La Ribera del Duero, así como el resto de las Denominaciones de Origen de Valladolid, se caracteriza por un clima muy extremo y, precisamente, por el riesgo de heladas primaverales.
El brusco descenso de temperaturas en esta zona a finales de abril afectó a parte de nuestros viñedos de Bocos de Duero cuando las plantas comenzaban a brotar debido al clima templado con el que arrancaba este año la primavera, cómo podéis comprobar en esta imagen.

La madrugada del pasado viernes 28 de abril entre las 02:00 y las 07:00 de la mañana se registró una helada generalizada, por acumulación de aire frío en las capas más bajas de la atmósfera y por irradiación.

Durante todo ese tiempo, los termómetros se situaron en todo momento por debajo de los cero grados, con picos de hasta cuatro y cinco grados bajo cero.

Para conocer la afectación se tiene en cuenta tanto el descenso de temperaturas como el tiempo en que estas se mantienen bajo cero. Y en este ocasión coincidieron los dos parámetros.
En un momento en el que la planta ya ha brotado, todo apunta a que esa primera brotación se perderá y habrá que estar pendiente de una segunda.

En cualquier caso, la situación no es demasiado preocupante puesto que el ciclo de las viñas estaba un poco adelantado, teniendo en cuenta que es el 24 de abril la fecha en la que, de media, brota la viña en Ribera del Duero.

Asimismo, aunque la segunda brotación tiene su origen en las denominadas yemas ciegas o casqueras, que conllevan una menor producción, en nuestra bodega Señorío de Bocos, en la que se prima calidad frente a cantidad, esto no tiene por qué ser un problema.

Cómo podéis apreciar en la imagen las viñas están repletas de racimos.

Está claro que no podemos luchar contra los designios de la madre naturaleza, pero sí es posible llevar a cabo acciones para minimizar sus efectos.

Por ejemplo, los viticultores franceses han decidido hacer frente a las adversidades climáticas –temperaturas por debajo de los -7ºC–, utilizando velas, antorchas, calentadores e incluso helicópteros para salvar sus viñedos.

Las velas se emplean para crear movimiento en el aire y para que la helada se asiente alrededor de las vides. Lo mismo sucede con los calentadores y helicópteros.

Los viticultores haremos todo lo necesario para cuidar y proteger nuestros viñedos con mimo y cariño con el fin de producir vinos de calidad.